Una de las ventajas de este método es el desarrollo de la capacidad de retener fácilmente. En el estudio tradicional, los alumnos no memorizan más que de vez en cuando y la memoria se hace más bien un problema que una ventaja. Desde el principio los niños que siguen el método Suzuki aprenden a memorizar y a reproducir ritmos y melodías gracias a la escucha. Al principio del estudio el alumno retiene piezas cortas, después las guarda en su repertorio. Gradualmente, las obras se alargan y las piezas anteriores siguen siendo retenidas y contribuyen a un ejercicio y entrenamiento constante de la memoria. Los alumnos del método Suzuki dan conciertos, algunas veces de más de hora y media de duración. Es una ocasión para ejercitar su memoria y concentración. Este desarrollo de la memoria en los niños repercute hasta en su trabajo escolar a menudo basado en esta capacidad.
Al principio, no se les pide conocer solfeo para reproducir sus piezas. La música es un medio sonoro como la lengua materna; los dos recurren a los mismos órganos sensoriales. No se espera de un niño que sepa leer antes de enseñarle a hablar. Así la noción de solfeo propiamente dicha interviene mas tarde en esta aproximación, cuando el niño ya tiene desarrollada naturalmente su habilidad para escuchar y reproducir los sonidos musicales. Los profesores de solfeo que trabajan con alumnos Suzuki aprecian su vivacidad y su capacidad de concentración. En poco tiempo aprenden a leer y escribir los sonidos que reconocen fácilmente tras sus años de instrumento.