Los niños pueden empezar mucho antes, el aprendizaje de un instrumento, de lo que estiman adecuado los educadores tradicionales. Este arranque precoz alrededor de los 3 años les ayuda a obtener gran habilidad a una edad en la que, normalmente, no son considerados como capacitados para empezar. Los niños que empiezan muy temprano aprenden más profundamente y tocan con más gusto y soltura. Loa niños que empiezan entre los 2 y 4 años, se muestran más capacitados por su receptividad a la información, su habilidad para corregir y aprender, su escucha de la afinación y el fraseo, su coordinación y su expresividad. El ritmo de avance viene dictado por el niño y no por la edad o por otros factores.
La repetición del repertorio tiene una doble implicación: por un lado, el desarrollo de la memoria en una etapa fundamental del desarrollo de la vivacidad del espíritu y la naturalidad en la expresión. Por otro lado, y en consecuencia, el niño que tiene una memoria entrenada aprende y asimila más rápidamente. De este modo se logra el establecimiento de una buena conexión básica entre la escucha y la producción del sonido.
